Andrea era un prematurito que naciò durante la semana veinte-quinta de embarazo. Tuvo una hemorragia intraventricular, luego un hidrocéfalo obstructivo tardío.
La suya es una historia de padecimiento y de joya.
Andrea nació en el hospital Gaslini en agosto 2016 con 25 semanas + 5 dias. Su nacimiento fue abrupto, inesperado, después de un embarazo tranquilo.
Nos dijeron que su prognosis no era el mejor. Él estaba expuesto a muchos riesgos. Y fue hospitalizado en Terapia Intensiva Neonatal durante mucho tiempo.
Así comenzó su batalla. Tras dos días, nos llegó la primera noticia: Andrea tenía una hemorragia intraventricular de segundo grado. “Parece estable, vamos a ver como se evoluciona lo todo, mientras tanto”.
El cuarto día, tuvo una perforación intestinal. “No parece grave. ¡Ya veréis que se resuelve sin problemas!”
Desde entonces, Andrea comenzó una extenuante y larga lucha con sobrevivir. Después de tres meses de reanimación, cuatro intervenciones a los ojos, volveríamos a casa siempre y cuando se encerrara la ostomía. Hicimos los últimos controles y estaba algo mal en los ventrículos cerebrales, su tamaño parece aumentado. Lo monitorearon otra vez y volvimos al reparto de terapia intensiva neonatal.
Era octubre. No, no volveríamos a casa. Habría que operar a Andrea otra vez por un hidrocéfalo obstructivo tardío.
Nuestro hijo estaba en las manos de los neurocirujanos. Ellos nos propusieron una posibilidad de intervención (tercer-ventriculo-cisternostomía) para intentar evitar que se usara una derivación ventricular. Parecía ir todo bien, pero… no funcionó al final. No había bastante flujo. Habría que colocar la derivación atrial, porque la ostomía estaba todavía sobre el vientre.
Volvimos a casa el 22 de diciembre. Estábamos agotados, contentos y aterrorizados al mismo tiempo de lo que podrìa pasar, sin ninguna certeza entorno a su futuro.
Nos prospectaron a un camino difícil para enfrentar cada día, sin tener expectativas a largo plazo. Tendríamos que trabajar por ello con ejercicios en casa, actividades de fisioterapia.
En febrero 2017, Andrea fue “recanalizado” (ver). Esto pareció funcionar. Su peso comenzó a aumentar cada vez más.
En noviembre 2017, Andrea padeció por un nuevo problema neuro-quirúrgico y la derivación atrial no funcionaba màs. Tendría que sustituirla con la derivación peritoneal. Mientras tanto, Andrea tenìa que aprender y marchar todavía. No gateaba.
Hizo fisioterapia en el agua y una revisión neuro-quirurgica en junio 2018.
En septiembre 2019, Andrea está para ir a la escuela materna, habla (muchísimo), corre, nada y juega. Siempre nos hace enfadar y contentos. Su camino neuro-quirúrgico no ha terminado todavía. Pero, estamos aprendiendo a convivir con miedos y ansiedades, al tomar lo bueno de cada día.
En Génova aprendimos que cada historia tiene su moral. Y esta es la nuestra: logramos contaros porque nos ha … y … en cuanto familia.
En este camino doloroso, encontramos a personas especiales que supieron estar cerca de nosotros y apoyarnos cuando fuera necesario. A la vez, no nos ilusionaron.
Encontramos incluso a padres y madres que habían padecido lo mismo. Compartimos con ellos momentos de joya y de dolor, al mantener una relación especial que no se puede definir fácilmente.
Os dejamos nuestra historia para que podáis enfrentar vuestro camino con esperanza, ¡todo puede pasar!